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El hallazgo de la tumba de la Señora de Cao es considerado como uno de los acontecimientos arqueológicos más importantes en el estudio del pasado andino, no solo por el sexo del personaje perteneciente a la élite Mochica sino también por su buen estado de conservación.
Las prácticas funerarias, en los Andes prehispánicos, son diversas según la época, la región y grupo cultural. A continuación, te contamos más detalles sobre el enterramiento de la Señora de Cao y los objetos que la acompañaron.
Se estima que la muerte de la Señora de Cao se dio entre los siglos IV y V d.C. cuyo cuerpo fue cuidadosamente envuelto por una compleja serie de 22 capas de tela y fibras de algodón, que contenían a su vez un fino ajuar. Las capas fueron organizadas en tres etapas hasta completar un fardo final de 181 cm de largo, 75 cm de ancho y 42 cm de grosor; con un peso total cercano a los 120 kilos.
Un cántaro con la representación de un búho fue una de las primeras piezas de cerámicas encontradas en la tumba de la Señora de Cao. La posición particular de dicha vasija nos da una idea más certera de su uso como recipiente para la ofrenda de líquidos, probablemente de chicha.
Otro curioso hallazgo en la tumba de la Señora de Cao es el esqueleto extendido de un adolescente, muerto por estrangulamiento por medio de una cuerda de junco que aún conservaba alrededor del cuello.
En total son once vasijas que acompañaban los cuerpos a modo de ofrendas. Siete de ellas de estilo mochica y cuatro de estilo Gallinazo.
De las vasijas encontradas, dos de ellas son botellas escultóricas de estilo mochica y se encuentran en exposición en el Museo de Sitio del Complejo Arqueológico El Brujo.
La primera representa a un personaje sentado con tocado, con incrustaciones en los ojos, un collar y dos brazaletes. Y la otra está elaborada en caolín (arcilla blanca) y representa una curandera, la cual está colocando sus manos sobre el cuerpo de una niña que es sostenida por una mujer, aparentemente su madre.
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